Después de nuestra visita al
festival de Kohima, en Nagaland, nos dirigimos al estado de Meghalaya, también
en la zona de los Northeast Tribal States. Luego de un largo viaje apretados en
un Suzuki Maruti, una noche en tren, otro tramo en jeep, y por último otro
tramo en taxi compartido, llegamos a Cherrapunjee, con el plan de pasar en esta
zona 14 días. Nos hospedamos en un “Backpacker Hostel”, ruidoso y sin mucha
privacidad, pero cerca del centro del pueblo y los restaurantes. Arrendamos
bicicletas, visitamos cuevas naturales, y apreciamos Bangladesh desde las
colinas cerca de la frontera entre ambos países. Tres días después nos veríamos
caminando montaña abajo con destino al pequeñísimo pueblo de Nongriat. Caminar
hacia abajo cerca de 4.000 peldaños por una empinada escalera de concreto era,
pensamos, el mínimo esfuerzo que debíamos hacer para merecer ver la maravilla
que nos esperaba en aquel pueblo encantado. El primer puente de raíces lo vimos
a mitad de camino. Su imponencia nos dejó sin aliento, y no pudimos evitar
dedicarle muchos minutos a cada detalle que conformaba tal obra de la
naturaleza.
En estas
montañas (habitadas por sólo 5 pueblos, entre ellos Nongriat) se encuentran los
aún no muy conocidos puentes vivientes. Década tras década se forman con las
raíces del “Ficus Elastica”. Guiadas por un bamboo, después de 50 años las
raíces están listas para sostener a sus pasajeros. Increíble, pensar que mientras
los alambres se oxidan, el concreto se triza y la madera se pudre, acá los
puentes vivientes cada día se hacen más fuertes: las raíces crecen, tragan
energía de la tierra y sus brazos se estiran.
Estos puentes, y
muchas otras muestras e historias de los habitantes de Nongriat, nos convencen
de que estamos en un bosque encantado,
vivo, en movimiento y puro. Rodeado de innumerables cascadas, piscinas
naturales de color azul profundo, árboles frutales, mariposas de todos los
colores y tamaños, cuevas escondidas entre las rocas, Nongriat nos recibió por
una temporada, mágicas semanas. Aquí conocimos a otros viajeros que estuvieron
quedándose junto a nosotros. Erica (Canada), Vishal (India), Luuk y Lonika
(Holanda), David (USA) y Michela (Italia) fueron nuestros grandes compañeros y
amigos. Compartimos caminatas, largas sobremesas, muchos chai con galletas, baños en las cascadas, guitarreos, charras y uno que otro traguito de ron y
whisky que algunos portaban. Nos encantaba sentarnos a escuchar las historias
de los Khasi que nuestro anfitrión Biron
nos contaba (habitantes de Nongriat, originalmente descendientes de nómades de
Cambodia y norte de Tailandia), sobre los espíritus que habitan el bosque, cómo
ellos guardan lugares sagrados donde no se puede ni tocar una flor (de lo
contrario los espíritus se enojan), la relación y admiración recíproca entre
ellos y la naturaleza, el trabajo con los puentes vivientes, la ayuda
comunitaria, la generosidad que comparten como valor principal de la tribu, la
inocencia de los niños, entre tantas otras cosas. Un día nos invitaron a un
bautizo, donde nos sirvieron ilimitada comida picante y bailamos niños y
viejos, saltando, riendo y sacudiendo la pequeña casa de madera sostenida en
las colinas de Nongriat. Otro día los invitamos a ver Avatar en el computador,
ciencia ficción para nosotros, un drama bastante concreto para ellos. Y a pesar
de que se hablaron toda la película, salían por cigarros y jugaban con el
celular, sabíamos que a los espíritus del bosque ellos también respetaban.
Muchas cosas aquí han pasado, si hasta nacimiento nos ha tocado. Sin imaginar
que fuera tan inminente, Violet dio a luz en su casa una madrugada. La noche
anterior nos sirvió una deliciosa comida, a la mañana siguiente su marido Biron
desayuno nos preparaba, invitándonos de paso a conocer a su niñita que se
asomaba a lo lejos cubierta en mantas junto a su madre recostada. Un nacimiento
con mucha naturalidad, otra muestra de la naturaleza.
La vista de noche
en Nongriat es también alucinante. Mirar la montaña levantándose, con la
silueta de sus palmeras, y entre ellas las luces amarillas de las sencillas
casas, pasillos y escaleras, es como una ambientación de obra de teatro,
demasiado expresiva, demasiado imponente en su belleza.
Maravillosa
experiencia, nos vamos con amigos, con el sabor de la comida casera, con el
recuerdo de paisajes imponentes, con una misa maravillosa, pero sobre todo con
enseñanzas de una vida simple y apegada en primer lugar a los regalos de la
naturaleza. Nos vamos también con lágrimas, con una despedida inesperadamente
dolorosa. Nunca pensamos que en tan poco tiempo llegaríamos a mimetizarnos tan
rápido con la fragilidad de las mariposas. Quizá que hechizo las hadas nos han
echado, si ya somos sensibles en el bosque nos hemos más que ablandado.
3 días de
bicicleta en Cherapunjee. Aquí, una pinceleada.
Escalera número
1823. Aún queda camino por recorrer amigos!
Antes de llegar a Nongriat, nos esperaba este
puente viviente!
Sentado en los brazos de nuestros mayores, los
Ficus Elastica!
Bienvenidos a Nongriat y su bosque encantado
En Nongriat nos sucedieron cosas maravillosas,
como esta mariposa.
Más muestras de la magia del bosque
Estas fueron algunas de las piscinas naturales
en las que nos re relajamos.
Uno de los cuantos brincos del Mono Escobar.
Aquí en Rainbow Falls (ven el arcoíris?)
Con nuestros amigos Erica y Vishal luego de una
tarde de saltos y nados…
Comida picante, zapateo constante y mucha
alegría
fueron los condimentos del lindo Bautismo al que fuimos invitados.
Envuelta en hoja de plátano,
deliciosos platos para
llevar disfrutaron estos Boras
Doble Puente
Viviente. Cada mañana debíamos cruzarlo para llegar a nuestra Rest House
Nuestros queridos amigos Luuk y Lonika en medio
de sus ejercicios de Yoga.
Un año llevan viajando, y en pocos días ya estarán
en Latinoamérica.
A prepararse amigos de Ecuador (Otavalo) y Chile,
que en
algunos meses estarán por allá. Lindo sería que los conocieran.
Con nuestra dulce amiga de Nongriat Vernadin.
Sin
un cura, en la mañana nos fuimos a la misa que la gente de Nongriat
prepara con
lindos cantos leyendo entre todos la escritura.
Si el cura no se la puede con
las escaleras, acá la misa no se suspende!
Con nuestro amigo multifacético Biron: Padre de
familia, profesor de la escuela, cantor, escritor, comerciante, gran cocinero y
sherpa.
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