martes, 9 de abril de 2013

Reporte 9: 9 de Abril, 2013


Nunca sé cómo empezar los reportes… me es muy fácil quedarme sólo en la descripción de los hechos, pero haré un intento de complementar anécdotas con emociones y sentimientos.

Son tantas cosas las que hemos vivido desde que les escribimos por última vez, que seguramente se nos quedará algo en el tintero, pero hemos estado subiendo fotos y novedades también a facebook, por lo que la mayoría de ustedes igual ha estado al tanto de lo que va pasando, como es, por ejemplo, mi corte radical de pelo. La idea surgió un día cualquiera y se concretó a la semana, aproximadamente, y creo que fue una gran decisión en cuanto a comodidad, cambio de look y tomar un riesgo sin darle mayor vuelta en la cabeza. Eso es reflejo de cómo nos hemos sentido hasta ahora en este lugar, Mullumbimby, que nos ha acogido como si nos hubiese estado esperando siempre. Llenos de energía y liberados de tantas ideas, prejuicios, costumbres, etc, hoy sentimos que realmente estamos formando nuestra familia, Escobar Barceló, como queremos que sea, y esperamos que siempre tengamos la claridad para mantener este camino que hemos ido escogiendo, no olvidarnos de lo que nos está impulsando ahora a tomar estas decisiones, incluso después de que volvamos a Chile y nos encontremos nuevamente con nuestra cultura, que tanto queremos pero que se presenta en algunas formas como amenaza a esta exquisita libertad que estamos viviendo acá. No quiero sonar como comparando Chile y Australia, ni criticando. Queremos mucho a nuestro país latinoamericano y sabemos que en algún momento volveremos con todas las ganas de asentarnos allá, pero quiero tratar de comunicarles lo felices y plenos que nos sentimos viviendo acá.

Bueno, ahora a los hechos. Contarles que hemos estado aprovechando de hacer más paseos al Mount Jerusalem National Park, que está al lado de nuestra casa. Nuestra “Wacha” es la más apañadora, va a todas con nosotros, y se nos ha portado de maravilla. En uno de esos paseos llamamos a nuestros amigos Andrés, Evy y Leo para que se nos sumaran en un picnic, y bastó proponerles para que estuvieran esperándonos fuera de la casa, listos para un día de campo. Asique agarramos lo que había en el refri y partimos (esta vez en el auto de Andrés, ya que la Wacha tampoco es tan grande ni aguanta tanto peso…jaja). Fuimos a un tranque que está al final de un sendero precioso, pero que la caminata fue un poco sufrida debido al peso de la comida/cervezas (nos fuimos bien equipados), pero el esfuerzo valió la pena y llegamos a un lugar muy lindo, donde tiramos una frazada y nos dispusimos a pasar la tarde. Todos se bañaron menos yo (no me atreví por miedo a los bichillos), pero lo pasé genial cuidando a Leo, jaja. Ya después de unas cuantas horas en el tranque, decidimos volver al auto e ir a la cascada: gran descubrimiento para nosotros!! Esa cascada la podemos ver desde nuestra casa, pero no sabíamos cómo llegar. Ése día Andrés nos llevó y no hemos parado de ir.

También hemos hecho paseos por los alrededores de nuestra casa, tomando otros caminos y descubriendo ríos, puentes colgantes, casas abandonadas y paisajes desbordantes.

Por otro lado, nuestro trabajo en Koonyum Range Retreat se complementó este mes con el trabajo en el Bluesfest. Un festival de 5 días que se hace en un lugar muy cerca de Mullumbimby, y ahí estuvimos atendiendo el stand de sushi que tienen Miki y Piari (nuestros jefes del Bed and Breakfast, que tienen varios negocios). Fueron días muy cansadores, porque trabajamos hasta las 1am todos los días, pero valió la pena!! Pudimos ir a ver muy buenos conciertos (Manu Chao, Wilco, Xavier Rudd, Michael Kiwanuka, Rodriguez) y Cristóbal descubrió otras bandas nuevas para nosotros. Además el ambiente de festival acá es muy entretenido, cada uno en su onda muy original.

Unos días después de terminado el festival, cuando ya volvíamos a nuestra rutina del Bed & Breakfast, tuvimos la grata sorpresa de una llamada telefónica anónima. Eran nuestros grandes amigos Nico Larraín y María Vial, que se acaban de casar en Chile y a los dos días partieron a Australia a hacer lo mismo que nosotros, por un año. Y nos llamaban para contarnos que estaban en Byron Bay!! Partimos al otro día a buscarlos y los trajimos a nuestro hogar a dormir por dos noches, y mostrarles de qué consta nuestra vida acá. Fue increíble poder compartir todo esto con ellos. Con Cristóbal parecíamos dos niños, ansiosos de mostrarles tantos lugares, que seguramente nuestros amigos quedaron cansados con la visita, jaja. Pero fue muy lindo el encuentro, y más aún saber que estarán viviendo tan cerca (Brisbane).

Bueno, ahora dejo espacio al relato de Cristóbal, para no aburrir tampoco a nuestros lectores con tanto bla bla.

Que difícil resulta escribir un reporte cuando lo novedoso, la anécdota, lo rápidamente digerible ya ha quedado atrás como una primera etapa. Supongo que postergar la temporalidad de este relato se deba, exclusivamente, a la experiencia misma que se ha profundizado. Este síntoma (esperemos crónico) es el que intentaré compartir brevemente.

La sensación de seguridad que te otorga Mullumbimby ha sido una experiencia tan agradable como nueva para nosotros. En el nivel más higiénico, que es el de la seguridad material, The Biggest Little Town in Australia parece ser insuperable. Estacionar el auto con ventanas abiertas y llaves puestas, sin importar cuanta cosa haya quedado adentro, es cosa diaria. Tu único peligro serán las arañas o la lluvia que te pueda terminar inundando los pedales. Acá en definitiva, el hombre no es un lobo para el hombre, y la comunidad es tan sagrada como la persona.

Vivir con esta tranquilidad ciertamente proporciona seguridad psíquica, le permite a tu organismo redirigir toda esa energía, tanto excedente que queda abierto de golpe para ser gastado ociosamente. Pero no solo de bienes vive el hombre. Vivir en el bosque, entre muchas otras cosas, también te enseña a contemplar. Te ayuda también a contemplar lo contemplado, y es en esta dimensión que Mullumbimby nos abrió la puerta: la seguridad del espíritu.

En palabras de H. Arendt el espíritu corresponde al lugar donde cohabita el pensamiento, el juicio y la voluntad. Es la facultad activa que tenemos los seres humanos para construir nuestra vida y tomar decisiones. Y es en ese territorio, una vez que ya ha decantado la sorpresa, en el que hemos estado viajando últimamente con Josefina. Reconocernos en nuestra singularidad, compartirla y ver con distancia tantos fantasmas que pisábamos en el concreto ha sido un regalo que se lo atribuimos al misterio de contemplar todo desde la montaña. Esperamos, para cuando el tiempo indique, enfrentar esos oxidados miedos de raíz, aunque por ahora sea pura voluntad.
Estamos bien porque estamos vivos y con vida. Hay amor y excedente de proyectos (viajes, sueños, ideas, corazonadas), hay confianza inusitada y entrega absoluta (al fracaso, a otros escenarios, a la magia de la vida).

Cuando tienes la mochila al hombro te das cuenta que los sueños del espíritu son el mejor puerto para desembarcar y continuar hacia nuevos destinos.

Los queremos mucho, porque son nuestras raíces y nuestra constante compañía.


El amanecer desde nuestra pieza, todo los días a las 6:30am 

Cristóbal bañándose en el tranque 

Cuidando a Leo mientras los demás nadaban en el tranque 

Cascada con Andrés, Evy y Leo 

Cristóbal bañándose en la cascada 

 
Playa de Byron Bay

Byron Bay con Miki y Piari 

Ojo con el puente colgante! 


Cristóbal haciendo su trabajo de jardinero 

En Kinoko Sushi, Bluesfest 

Bluesfest 

Carpas del Bluesfest 

Playa, vino, galletas, queso (cordialidad de las villas) y grandes amigos

 
En la cascada con Nico y María