Nunca sé cómo
empezar los reportes… me es muy fácil quedarme sólo en la descripción de los
hechos, pero haré un intento de complementar anécdotas con emociones y
sentimientos.
Son tantas cosas
las que hemos vivido desde que les escribimos por última vez, que seguramente
se nos quedará algo en el tintero, pero hemos estado subiendo fotos y novedades
también a facebook, por lo que la mayoría de ustedes igual ha estado al tanto
de lo que va pasando, como es, por ejemplo, mi corte radical de pelo. La idea
surgió un día cualquiera y se concretó a la semana, aproximadamente, y creo que
fue una gran decisión en cuanto a comodidad, cambio de look y tomar un riesgo
sin darle mayor vuelta en la cabeza. Eso es reflejo de cómo nos hemos sentido
hasta ahora en este lugar, Mullumbimby, que nos ha acogido como si nos hubiese
estado esperando siempre. Llenos de energía y liberados de tantas ideas,
prejuicios, costumbres, etc, hoy sentimos que realmente estamos formando
nuestra familia, Escobar Barceló, como queremos que sea, y esperamos que
siempre tengamos la claridad para mantener este camino que hemos ido
escogiendo, no olvidarnos de lo que nos está impulsando ahora a tomar estas
decisiones, incluso después de que volvamos a Chile y nos encontremos
nuevamente con nuestra cultura, que tanto queremos pero que se presenta en
algunas formas como amenaza a esta exquisita libertad que estamos viviendo acá.
No quiero sonar como comparando Chile y Australia, ni criticando. Queremos
mucho a nuestro país latinoamericano y sabemos que en algún momento volveremos
con todas las ganas de asentarnos allá, pero quiero tratar de comunicarles lo
felices y plenos que nos sentimos viviendo acá.
Bueno, ahora a
los hechos. Contarles que hemos estado aprovechando de hacer más paseos al
Mount Jerusalem National Park, que está al lado de nuestra casa. Nuestra
“Wacha” es la más apañadora, va a todas con nosotros, y se nos ha portado de
maravilla. En uno de esos paseos llamamos a nuestros amigos Andrés, Evy y Leo
para que se nos sumaran en un picnic, y bastó proponerles para que estuvieran
esperándonos fuera de la casa, listos para un día de campo. Asique agarramos lo
que había en el refri y partimos (esta vez en el auto de Andrés, ya que la
Wacha tampoco es tan grande ni aguanta tanto peso…jaja). Fuimos a un tranque
que está al final de un sendero precioso, pero que la caminata fue un poco
sufrida debido al peso de la comida/cervezas (nos fuimos bien equipados), pero
el esfuerzo valió la pena y llegamos a un lugar muy lindo, donde tiramos una
frazada y nos dispusimos a pasar la tarde. Todos se bañaron menos yo (no me
atreví por miedo a los bichillos), pero lo pasé genial cuidando a Leo, jaja. Ya
después de unas cuantas horas en el tranque, decidimos volver al auto e ir a la
cascada: gran descubrimiento para nosotros!! Esa cascada la podemos ver desde
nuestra casa, pero no sabíamos cómo llegar. Ése día Andrés nos llevó y no hemos
parado de ir.
También hemos
hecho paseos por los alrededores de nuestra casa, tomando otros caminos y
descubriendo ríos, puentes colgantes, casas abandonadas y paisajes
desbordantes.
Por otro lado,
nuestro trabajo en Koonyum Range Retreat se complementó este mes con el trabajo
en el Bluesfest. Un festival de 5 días que se hace en un lugar muy cerca de
Mullumbimby, y ahí estuvimos atendiendo el stand de sushi que tienen Miki y
Piari (nuestros jefes del Bed and Breakfast, que tienen varios negocios).
Fueron días muy cansadores, porque trabajamos hasta las 1am todos los días,
pero valió la pena!! Pudimos ir a ver muy buenos conciertos (Manu Chao, Wilco,
Xavier Rudd, Michael Kiwanuka, Rodriguez) y Cristóbal descubrió otras bandas nuevas para
nosotros. Además el ambiente de festival acá es muy entretenido, cada uno en su
onda muy original.
Unos días
después de terminado el festival, cuando ya volvíamos a nuestra rutina del Bed
& Breakfast, tuvimos la grata sorpresa de una llamada telefónica anónima.
Eran nuestros grandes amigos Nico Larraín y María Vial, que se acaban de casar
en Chile y a los dos días partieron a Australia a hacer lo mismo que nosotros,
por un año. Y nos llamaban para contarnos que estaban en Byron Bay!! Partimos
al otro día a buscarlos y los trajimos a nuestro hogar a dormir por dos noches,
y mostrarles de qué consta nuestra vida acá. Fue increíble poder compartir todo
esto con ellos. Con Cristóbal parecíamos dos niños, ansiosos de mostrarles
tantos lugares, que seguramente nuestros amigos quedaron cansados con la
visita, jaja. Pero fue muy lindo el encuentro, y más aún saber que estarán
viviendo tan cerca (Brisbane).
Bueno, ahora dejo
espacio al relato de Cristóbal, para no aburrir tampoco a nuestros lectores con
tanto bla bla.
Que difícil
resulta escribir un reporte cuando lo novedoso, la anécdota, lo rápidamente
digerible ya ha quedado atrás como una primera etapa. Supongo que postergar la
temporalidad de este relato se deba, exclusivamente, a la experiencia misma que
se ha profundizado. Este síntoma (esperemos crónico) es el que intentaré
compartir brevemente.
La sensación de
seguridad que te otorga Mullumbimby ha sido una experiencia tan agradable como
nueva para nosotros. En el nivel más higiénico, que es el de la seguridad
material, The Biggest Little Town in
Australia parece ser insuperable. Estacionar el auto con ventanas abiertas
y llaves puestas, sin importar cuanta cosa haya quedado adentro, es cosa diaria.
Tu único peligro serán las arañas o la lluvia que te pueda terminar inundando
los pedales. Acá en definitiva, el hombre no es un lobo para el hombre, y la
comunidad es tan sagrada como la persona.
Vivir con esta
tranquilidad ciertamente proporciona seguridad psíquica, le permite a tu
organismo redirigir toda esa energía, tanto excedente que queda abierto de
golpe para ser gastado ociosamente. Pero no solo de bienes vive el hombre. Vivir
en el bosque, entre muchas otras cosas, también te enseña a contemplar. Te
ayuda también a contemplar lo contemplado, y es en esta dimensión que
Mullumbimby nos abrió la puerta: la seguridad del espíritu.
En palabras de
H. Arendt el espíritu corresponde al lugar donde cohabita el pensamiento, el
juicio y la voluntad. Es la facultad activa que tenemos los seres humanos para
construir nuestra vida y tomar decisiones. Y es en ese territorio, una vez que
ya ha decantado la sorpresa, en el que hemos estado viajando últimamente con
Josefina. Reconocernos en nuestra singularidad, compartirla y ver con distancia
tantos fantasmas que pisábamos en el concreto ha sido un regalo que se lo
atribuimos al misterio de contemplar todo desde la montaña. Esperamos, para cuando
el tiempo indique, enfrentar esos oxidados miedos de raíz, aunque por ahora sea
pura voluntad.
Estamos bien
porque estamos vivos y con vida. Hay amor y excedente de proyectos (viajes,
sueños, ideas, corazonadas), hay confianza inusitada y entrega absoluta (al
fracaso, a otros escenarios, a la magia de la vida).
Cuando tienes la
mochila al hombro te das cuenta que los sueños del espíritu son el mejor puerto
para desembarcar y continuar hacia nuevos destinos.
Los queremos
mucho, porque son nuestras raíces y nuestra constante compañía.
El amanecer desde nuestra pieza, todo los días a las 6:30am
Cristóbal bañándose en el tranque
Cuidando a Leo mientras los demás nadaban en el tranque
Cascada con Andrés, Evy y Leo
Cristóbal bañándose en la cascada
Playa de Byron Bay
Byron Bay con Miki y Piari
Ojo con el puente colgante!
Cristóbal haciendo su trabajo de jardinero
En Kinoko Sushi, Bluesfest
Bluesfest
Carpas del Bluesfest
Playa, vino, galletas, queso (cordialidad de las villas) y grandes amigos
En la cascada con Nico y María