jueves, 20 de diciembre de 2012

REPORTE 2 (4/12/12)


Jose, hagamos lo siguiente: Yo escribo una parte del relato y tu otra. Así alternamos la pluma y le damos más dinamismo a esta historia ¿Te parece?
- Dale, bakan, respondió Josefina tendida en la cama mientras leía If on a Winter`s night a traveller, de Italo Calvino.

Parte I: Jose
Siguiendo la aún reciente tradición de mandar un reporte  periódico con nuestra actividad, les cuento un poco en qué ha consistido esta semana. En primer lugar decirles que ya comenzamos nuestro trabajo con dos eventos en Sydney Town Hall (un edificio victoriano muy bonito). Ahí estuvimos alimentando y emborrachando a los jolgoriosos invitados (acá con un par de cervezas ya están del otro lado… jaja). Es un trabajo pesado pero muy entretenido, donde se conoce a mucha gente y además es muy dinámico. Ha sido una buena experiencia hasta ahora, y por lo menos ya tenemos asegurado trabajo para este mes y hasta en “new years eve”, que estaremos trabajando en un lugar frente al Opera House y al Harbour Bridge, con toda la vista a los fuegos artificiales!
Pero este trabajo es sólo los fines de semana (o tres veces a la semana). Los otros días nos hemos dedicado a pasear. Aquí hacen ferias de fruta y verduras/ropa usada/comida/artesanías/etc… los sábados y domingos (los domingos justo cruzando la calle frente a nuestra casa!). Aprovechamos de ir a los Botanic Gardens, que son unos jardines muy grandes, con una vegetación increíble y todo tipo de plantas y flores. Por otro lado, nos lucimos con nuestra gastronomía chilena e hicimos empanadas de pino, que fueron todo un éxito (los australianos las compararon con los “Meat Pies” que tienen ellos).
Y ayer fuimos al Sydney Aquarium. Muchos de ustedes ya habrán visto las fotos en facebook. Increible!. Y luego paseamos por el ChinaTown y la ciudad.
Bueno querida familia y amigos, los dejamos para irnos a la playa de Bronte porque hoy es un día soleado, y hay que aprovechar antes de que vengan las nubes (que puede pasar en cualquier momento).
Un abrazo muy grande a cada uno de ustedes. Les dejamos un link al final para que puedan ver el recorrido de la casa donde vivimos.

Parte II: Cristóbal
El otro día, leyendo un correo de Max Ortuzar (compañero de comunidad jesuita) me quedé pensando en Australia, y en la experiencia del inmigrante. Me han dicho, decía él, que los animales de Australia no tienen parentesco alguno con los animales del oriente y occidente. Es un continente tan alejado del resto de la tierra, que sus seres vivos tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir. De ahí su particularidad. Lo otro interesante, continuó, es que en algún momento sus inmigrantes fueron los marginados del mundo y que en algún minuto, quien sabe cuándo y porqué, se transformaron en una suerte de paradigma de lo “cool” y el “style”.
Es cierto, Australia –o al menos Sydney- es distinta. Los atardeceres por ejemplo, son de un color rojizo opaco que se intensifica en la medida que sostienes la mirada. Es un rojo que no conocía, y un cielo que no sostiene a las montañas de Santiago.
Los atardeceres son el momento en que me doy cuenta de toda la distancia recorrida. Es un silencio en la guata que denota nostalgia y al mismo tiempo es un suspiro, una sensación ambivalente que termina en la certeza del viajero que creyó en su aventura. Por mucho tiempo salir de casa fue una idea estomacal. ¿Cuán callado mantenemos al estómago en nuestras decisiones? Y sin embargo, ¡Cuan sabio y buen amigo que es!
Como el nadador que no toca fondo y que tampoco ve la superficie, con Josefina sólo sabíamos que teníamos que nadar, y hoy, comenzando a asomar la cabeza, nos encontramos con una flora inmaculada y una fauna alucinante, con una ciudad que nos ha acogido sin pedirnos nada a cambio, una ciudad en la que han llegado probablemente muchos nadadores. Sydney es una ciudad de inmigrantes.
Hoy le comentaba a Josefina que esta vez no extraño con lamento, con sufrimiento. Unos le podrán atribuir esa condición a la tecnología, a ese puente cibernético que traspasa las barreras del territorio. Pero claro, no es la tecnología, ella no determina en lo más mínimo mi ser y mi estar. Me basta con mirar un atardecer para darme cuenta que esto es un tremendo regalo. Y si el lamento de la ausencia se colara, aprieto la mano de Josefina para sentir todas sus presencias y sentir su comunidad. Con ella, Josefina y yo estamos formando nuestra familia.
Los extrañamos mucho, pero con tremenda alegría.   
PD: Aquí va el link del recorrido de la casa donde vivimos! https://vimeo.com/54815178






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