sábado, 11 de enero de 2014

REPORTE 20: KERALA (Varkala, Backwaters y Kochi) y KARNATAKA (Mysore)

Sólo con lo que hemos alcanzado a vivir en nuestro primer día en Mysore –Estado de Karnataka-, podríamos escribir  un largo reporte. Después de una noche en bus hemos llegado por la mañana a esta ciudad que es un festín para la vista con sus templos y palacios. Mysore nos recibió con su imponente arquitectura, con sus calles llenas de feriantes ofreciendo a gritos sus frutas, con flores que impregnan por todos lados su olor, con especias y condimentos, joyas y adornos, dulces y pasteles. Después de encontrar un hotel con buena ubicación y perfecto para descansar, nos dimos una ducha para comenzar temprano el día…Es que nos picaban los pies por conocer este lugar. Las calles aquí son anchas, abiertas, con edificios tan antiguos como llenos de historia, y llenos aún de vida como probablemente lo estuvieron en sus primeros días. Aunque la mayoría están sucios, sin cuidado ni mantención, la gente habita sus alrededores e interiores con tanta alegría y caos, que los colores de las viejas murallas parecen revivir, y es fácil sentir el poder y realeza que alguna vez se adjudicaron a estos edificios. A la tradición India no la ha abandonado, quizás por eso sus ciudades parecen todavía vivos museos.

Ya con este escenario cotidiano de Mysore nuestros ojos no daban más de deleite. Nos damos cuenta cada día que India nos encantó desde el primer momento, y nos sigue encantando y sorprendiendo momento a momento. India no da respiro, no da tregua, es un constante movimiento y nadar con la marea, pero una vez que te entregas a la corriente, parece como que no hay fin a tanta belleza. Quizá la imagen de ser afeitado con navaja sea eficiente para estos propósitos: una vez que a India le entregas el cuello comienza el encantamiento, pues has comprendido que aquí en todo momento estarás a salvo y en paz: you are my guest, en el decir popular.

Luego nos fuimos a visitar el Maharaja´s Palace. Los ornamentos, columnas y pilares de este palacio eran el equilibrio perfecto entre lujo, oro, y piedras preciosas, con la obsesión que tienen los Indios por el detalle y el adorno, las imágenes de animales y dioses. Los salones decorados en color turquesa y dorado, los dioses adorados con tanta grandiosidad, las cabezas de elefantes -que el mismo rey cazó-, los balcones y vitrales con imágenes de pavos reales y mitología sagrada. Todo nos sobrepasaba. Realmente en este país todo tiene un sello y una cultura tan imponente e incomparable… En la tarde nos fuimos a dar vueltas por el mercado, el famoso Devaraja Market. Bueno, con todo lo que vimos ahí podríamos escribir muchas líneas más, pero con contarles que nos hipnotizaron con los aceites naturales que venden en pequeñas botellas de vidrio: naranja, flor de loto, flor de mysore, rosa, entre otros. Mañana volveremos intentando mantener la compostura para hacer una que otra compra inteligente, pero créannos, no será fácil.


Pero el sur de India no ha sido sólo Mysore. El 29 de diciembre volamos desde Calcuta hasta Trivandrum, desde donde partimos acto seguido hacia Varkala. Ahí nos esperaba una playa preciosa, con palmeras, agua tibia y un sol demasiado radiante -que incluso nos pasó la cuenta hasta dejarnos color camarón-. Aquí empezaba otro viaje, otra cara de esta vasta India. En el estado de Kerala –donde está Varkala- es todo más turístico, por ende los precios muy inflados, los turistas son mayoría y el indio se te acerca siempre con una intención de negocio o venta. Eso sí, los lugares son paradisíacos, con arenas doradas y restaurantes a la orilla del mar. Ahí pasamos año nuevo, y lindos días de descanso bajo la sombra de un quitasol. Luego nos fuimos de Varkala a Alleppey en un bote por los maravillosos backwaters –ríos que atraviesan la selva-, y de Alleppey a Fort Kochi, todavía en el Estado de Kerala. Ahí estuvimos 4 días más, también disfrutando de la playa, admirando la arquitectura portuguesa que tanto nos trasladó a nuestra luna de miel en Brasil, y aprovechando de recorrer en un scooter que arrendamos por 2 días. Azotamos las calles de Kochi sobre dos ruedas, y nos trasladamos en ferry a una isla para visitar algunas playas. Pero bueno, con la belleza de Kochi también venía la masa turística, había muchos restaurantes para elegir, pero escaseaba la comida abundante y a precio justo. En definitiva, en Varkala y Kochi tuvimos días de vacaciones, disfrutamos mucho de la playa y la comida, y aunque seguíamos en India, algo se salía del imaginario. Para muchos –con cierta razón- estas son las vacaciones perfectas, no para nosotros, no para nosotros ahora quizá. En Kochi una familia musulmana nos invitó a cenar. Hashim, quien trabajaba en el hostal que nos alojamos, organizó un banquete para que conociéramos a sus hijos, esposa, madre y suegra. Esa noche de cariño abundante y testimonio de sencillez se nos quedó grabado en nuestros corazones. Las palmeras, la arena, el mar azul y la espuma blanca ya la habíamos escuchado sonar en una vieja canción.

Bienvenidos a Varkala!

 Si, alguien tuvo un loco amor de verano en el sur...

 Varkala dada vuelta :(

 Algunas fotos de nuestro viaje en los backwaters. Maravilloso transportarse por estos ríos.

 En Kochi fuimos al show de Kathakali, un teatro de máscaras 
con bailes y presentaciones tradicionales del sur de India. 
La función incluía ver el maquillaje, aquí la transformación de los actores!

De paseo nos fuimos 2 días en moto a Vypin Island. Comimos coco, 
nos bañamos en estas aguas tropicales y descansamos de lo lindo!

 Todo el estilo del sur de India. La Jose con tostado fascinante y Cristóbal con su lunghi, 
una suerte de pareo muy usado aquí.

 Kochela en Kochi

 Dominando las calles en el sur de India. Conducir aquí es otro ejemplo de entrega: 
hay que tirarse a tocar bocina, andar por el lado incorrecto y a veces, 
hasta cerrar los ojos y pedirle a Dios que sea tu copiloto...Que aventura!

 En casa de Hashim comenzando a saborear el banquete que nos habían preparado

Welcome to Mysore! Aquí un ejemplo de la abundancia con la que te recibe este lugar. 
Fuimos por un desayuno, Jose pidió un South Indian Thali y Cristof una Masala Dosa...
Para los que la hayan probado antes, fijense en los tamaños! 
Esa Masala Dosa es por lejos la más gigante del planeta y la galaxia!

Y aquí estamos, eligiendo los aceites...
Chocha la Jose escogiendo el set de perfumes

LAS POSTALES DE MYSORE













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