Sólo con lo que
hemos alcanzado a vivir en nuestro primer día en Mysore –Estado de Karnataka-,
podríamos escribir un largo reporte.
Después de una noche en bus hemos llegado por la mañana a esta ciudad que es un
festín para la vista con sus templos y palacios. Mysore nos recibió con su
imponente arquitectura, con sus calles llenas de feriantes ofreciendo a gritos
sus frutas, con flores que impregnan por todos lados su olor, con especias y
condimentos, joyas y adornos, dulces y pasteles. Después de encontrar un hotel
con buena ubicación y perfecto para descansar, nos dimos una ducha para
comenzar temprano el día…Es que nos picaban los pies por conocer este lugar.
Las calles aquí son anchas, abiertas, con edificios tan antiguos como llenos de
historia, y llenos aún de vida como probablemente lo estuvieron en sus primeros
días. Aunque la mayoría están sucios, sin cuidado ni mantención, la gente
habita sus alrededores e interiores con tanta alegría y caos, que los colores
de las viejas murallas parecen revivir, y es fácil sentir el poder y realeza
que alguna vez se adjudicaron a estos edificios. A la tradición India no la ha
abandonado, quizás por eso sus ciudades parecen todavía vivos museos.
Ya con este
escenario cotidiano de Mysore nuestros ojos no daban más de deleite. Nos damos
cuenta cada día que India nos encantó desde el primer momento, y nos sigue
encantando y sorprendiendo momento a momento. India no da respiro, no da
tregua, es un constante movimiento y nadar con la marea, pero una vez que te
entregas a la corriente, parece como que no hay fin a tanta belleza. Quizá la
imagen de ser afeitado con navaja sea eficiente para estos propósitos: una vez
que a India le entregas el cuello comienza el encantamiento, pues has comprendido
que aquí en todo momento estarás a salvo y en paz: you are my guest, en el decir popular.
Luego nos fuimos
a visitar el Maharaja´s Palace. Los ornamentos, columnas y pilares de este
palacio eran el equilibrio perfecto entre lujo, oro, y piedras preciosas, con
la obsesión que tienen los Indios por el detalle y el adorno, las imágenes de
animales y dioses. Los salones decorados en color turquesa y dorado, los dioses
adorados con tanta grandiosidad, las cabezas de elefantes -que el mismo rey
cazó-, los balcones y vitrales con imágenes de pavos reales y mitología
sagrada. Todo nos sobrepasaba. Realmente en este país todo tiene un sello y una
cultura tan imponente e incomparable… En la tarde nos fuimos a dar vueltas por
el mercado, el famoso Devaraja Market. Bueno, con todo lo que vimos ahí
podríamos escribir muchas líneas más, pero con contarles que nos hipnotizaron
con los aceites naturales que venden en pequeñas botellas de vidrio: naranja,
flor de loto, flor de mysore, rosa, entre otros. Mañana volveremos intentando
mantener la compostura para hacer una que otra compra inteligente, pero
créannos, no será fácil.
Pero el sur de
India no ha sido sólo Mysore. El 29 de diciembre volamos desde Calcuta hasta
Trivandrum, desde donde partimos acto seguido hacia Varkala. Ahí nos esperaba
una playa preciosa, con palmeras, agua tibia y un sol demasiado radiante -que
incluso nos pasó la cuenta hasta dejarnos color camarón-. Aquí empezaba otro
viaje, otra cara de esta vasta India. En el estado de Kerala –donde está
Varkala- es todo más turístico, por ende los precios muy inflados, los turistas
son mayoría y el indio se te acerca siempre con una intención de negocio o
venta. Eso sí, los lugares son paradisíacos, con arenas doradas y restaurantes
a la orilla del mar. Ahí pasamos año nuevo, y lindos días de descanso bajo la
sombra de un quitasol. Luego nos fuimos de Varkala a Alleppey en un bote por
los maravillosos backwaters –ríos que
atraviesan la selva-, y de Alleppey a Fort Kochi, todavía en el Estado de Kerala.
Ahí estuvimos 4 días más, también disfrutando de la playa, admirando la
arquitectura portuguesa que tanto nos trasladó a nuestra luna de miel en Brasil,
y aprovechando de recorrer en un scooter que arrendamos por 2 días. Azotamos
las calles de Kochi sobre dos ruedas, y nos trasladamos en ferry a una isla
para visitar algunas playas. Pero bueno, con la belleza de Kochi también venía
la masa turística, había muchos restaurantes para elegir, pero escaseaba la
comida abundante y a precio justo. En definitiva, en Varkala y Kochi tuvimos
días de vacaciones, disfrutamos mucho de la playa y la comida, y aunque
seguíamos en India, algo se salía del imaginario. Para muchos –con cierta
razón- estas son las vacaciones perfectas, no para nosotros, no para nosotros
ahora quizá. En Kochi una familia musulmana nos invitó a cenar. Hashim, quien
trabajaba en el hostal que nos alojamos, organizó un banquete para que conociéramos
a sus hijos, esposa, madre y suegra. Esa noche de cariño abundante y testimonio
de sencillez se nos quedó grabado en nuestros corazones. Las palmeras, la
arena, el mar azul y la espuma blanca ya la habíamos escuchado sonar en una
vieja canción.
Bienvenidos a Varkala!
Si, alguien tuvo un loco amor de verano en el sur...
Varkala dada vuelta :(
Algunas fotos de nuestro viaje en los backwaters. Maravilloso transportarse por estos ríos.
En Kochi fuimos al show de Kathakali, un teatro de máscaras
con bailes y presentaciones tradicionales del sur de India.
La función incluía ver el maquillaje, aquí la transformación de los actores!
De paseo nos fuimos 2 días en moto a Vypin Island. Comimos coco,
nos bañamos en estas aguas tropicales y descansamos de lo lindo!
Todo el estilo del sur de India. La Jose con tostado fascinante y Cristóbal con su lunghi,
una suerte de pareo muy usado aquí.
Kochela en Kochi
Dominando las calles en el sur de India. Conducir aquí es otro ejemplo de entrega:
hay que tirarse a tocar bocina, andar por el lado incorrecto y a veces,
hasta cerrar los ojos y pedirle a Dios que sea tu copiloto...Que aventura!
En casa de Hashim comenzando a saborear el banquete que nos habían preparado
Welcome to Mysore! Aquí un ejemplo de la abundancia con la que te recibe este lugar.
Fuimos por un desayuno, Jose pidió un South Indian Thali y Cristof una Masala Dosa...
Para los que la hayan probado antes, fijense en los tamaños!
Esa Masala Dosa es por lejos la más gigante del planeta y la galaxia!
Y aquí estamos, eligiendo los aceites...
Chocha la Jose escogiendo el set de perfumes
Y aquí estamos, eligiendo los aceites...
Chocha la Jose escogiendo el set de perfumes
LAS POSTALES DE MYSORE
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